Muchas personas miran la previsión del tiempo cada día. Sin embargo, no miramos como nos levantamos para tener previsión de como va a ser nuestro día.
La plena conciencia te enseña a valorar más tu vida, con independencia de lo que te suceda. Sencillamente es vivir el momento presente.
Nuestra educación, las creencias familiares, los automatismos…. hace que en numerosas ocasiones nos sintamos como extraños en nuestra propia vida.
La plena conciencia, nos ofrece la posibilidad de reconectarnos con nuestras emociones. El primer paso es aprender a detenerse.
Para practicar con el presente, tenemos a nuestro propio cuerpo ¡siempre está con nosotros!. Voy a pedir que tomes conciencia de la postura de tu cuerpo. No la modifiques.
“Toma conciencia de las partes de tu cuerpo ¿cómo está?, ¿está sentado, de pie o tumbado?, ¿Cómo tenemos la espalda? y nuestros pies ¿con qué firmeza están apoyados en el suelo?, ¿sientes que hay alguna zona de tensión?, ¿Cómo está tu respiración? obsérvala, ¿es rápida? ó ¿es lenta?, ¿respiras por la nariz? ó ¿lo haces por la boca? Y ¿tus manos? ¿cómo están colocadas?
Tomar conciencia nos da la capacidad de desarrollar la atención de estar plenamente presente en cada momento.
Sabiendo lo que es estar presente en el cada momento. Te invito a que te contestes a estas preguntas, para poder identificar emociones y poder ponerles nombre.
1- ¿Cuándo sentiste o sientes una emoción fuerte?
2- ¿Cómo lo provocaste ó provocas?
3- ¿Qué beneficio obtienes?
4- ¿Qué te aporta negativo?
5- ¿Cómo lo podrías haber gestionado?
¿Observamos cada mañana con que emoción o estado de humor comenzamos el día? Muchas personas, como hábito, miran la previsión del tiempo antes de dar inicio a la jornada. Sin embargo, nosotros nos levantamos y sin pensar comenzamos el día. ¿Cómo sería tomar un tiempo para escucharnos? Y decidir como queremos estar ese día.
Si cada mañana antes de comenzar escuchamos nuestro termómetro interior, podemos aceptar y comprender mejor aquello que nos sucede. Además nos permite adaptar mejor nuestros comportamientos y no dejarnos llevar por nuestros impulsos o automatismos.
Igual que te paras a pensar que ropa te pones cada día, te invito a dejar un espacio cada mañana a pensar como vas a comenzar el día con tu mejor versión.
Haced la prueba y os sorprenderéis.