Hace años, antes de conocer en profundidad el desarrollo personal y dedicarme profesionalmente al Coaching, dedicaba mucha parte de mi tiempo a dar a los demás, sin permitirme pedir y constándome mucho recibir. ¿Conoces la Ley de dar y recibir?
Desde principios de año estoy inmersa en un proceso de reestructuración en el modelo de mi negocio (en breve os comentaré las novedades). Aunque el momento está siendo muy bonito de creación, aprendizaje, colaboración y pasión, hay momentos que el proceso es arduo y surgen dudas. Mis pilares para sostener este cambio son mi familia y mis colaboradoras más cercanas. Estoy recibiendo tanto apoyo, trabajo, momentos de escucha por su parte que hace que me sienta una persona afortunada y agradecida por todo el esfuerzo que estoy recibiendo de las personas de mi entorno.
Tabla de contenidos
Ley de Dar y Recibir
Vivimos en un mundo de causas y efectos. Tengo comprobado que cuando das, recibes. En este caso la causa es dar y el efecto es recibir.
Hay personas que están enfocadas en dar, dar y dar a los demás y en no permitirse recibir, la consecuencia de ello es que con el tiempo se cansan y no se sienten bien con ellos mismos ni con los demás.
Existen otro tipo de personas que dan muy poco y piden mucho, en este caso se enfocan en su propio egoísmo.
El equilibrio se consigue aplicando la ley de dar y recibir
Este post lo estoy escribiendo porque estoy sintiendo la ley de dar y recibir en la situación de cambio en el negocio. Soy por naturaleza una persona generosa por lo que la parte del dar la tengo muy desarrollada. La parte que tuve que aprender es la de recibir. Hace años que conseguí el EQUILIBRIO ENTRE DAR Y RECIBIR.
Cualquier acontecimiento está causado por algo que hemos realizado. Cuando tu recibes es porque primero has dado. Si quieres recibir, comienza a dar. En ocasiones damos y damos y no nos permitimos recibir (quizás porque no sabemos recibir).
“La vida, como las montañas, solo te devuelve una copia de aquello que has emitido previamente. No se puede dar el caso de que en una montaña grites: “Hola” y el eco diga: “Adiós”.
Libro Vivir con Abundancia de Sergio Fernández.
Concéntrate en dar y recibirás de forma natural
Si no se da mucho, se obtiene muy poco. Es la generosidad la que conduce a la prosperidad, a la satisfacción en las relaciones, a sentirte bien con uno mismo.
Da más de lo que esperan de ti. En los negocios y en los trabajos, los clientes o jefes aprecian y valoran cuando se les da más de lo que esperan a cambio de su dinero.
Llama para apoyar o felicitar un logro. En mi opinión, las relaciones personales se están desvirtuando con la tecnología. Reconozco que el WhatsApp tiene su espacio en la comunicación entre las personas, sin embargo, hay momentos que considero necesario realizar una llamada a una amiga, a un familiar, a un cliente en un momento determinado, cuando no puedes estar cara a cara con él.
Escucha y estarás dando comprensión y apoyo. Escuchar no para dar consejo, sino para que la otra persona obtenga el beneficio de hablar con alguien de sus problemas o situaciones.
Respeta, ama y reconoce. Las personas nos respetan en la medida que nos respetamos, queremos y valoramos a nosotros mismos. Del mismo modo, debemos respetar, querer y reconocer a los demás.
Proporciona ayuda. Ofrecer ayuda desde el voluntariado, desde tu tiempo hacia los demás o con la familia y amigos que en determinados momentos nos necesitan, es un gran acto de generosidad.
Sonríe. Sonreír es un instrumento de motivación con una eficacia asombrosa. A la vez que emite vibraciones positivas. Si sonríes no puedes estar enfadado y cuando sonríes la gente te devuelve la sonrisa.
Pide lo que realmente quieres
Muchas personas no se permiten recibir, a la vez que son reacias a pedir.
En ocasiones ocurre, que tenemos la idea de que nuestro entorno: familia, amigos, proveedores, clientes, compañeros de trabajo… deben saber lo que queremos sin que necesitemos pedírselo. Si necesitas que te abracen, pídelo. Si te gustan más los bombones que las flores, coméntalo.
Las mejores relaciones son las que satisfacen las necesidades de las dos partes.
Si te cuesta recibir, aprende a recibir. La prosperidad y estar bien con uno mismo llega cuando das y recibes.
Termino el post comentado que cuando das a una persona, no tiene porqué ser de ésta de quien recibas algo, puede que recibas de otras personas.
Mi reflexión sobre lo que estoy recibiendo estos días me ha llevado a escribir este post para que hagas tu propia reflexión sobre cómo llevas la Ley de Dar y Recibir.
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