El liderazgo del siglo XX ha desaparecido para dar paso al liderazgo del siglo XXI. Son muchas las personas que no han asumido este cambio o, lo que es más sorprendente, todavía no son conscientes del cambio en el que estamos inmersos.
Liderar es conocer realmente cómo somos, es asumir riesgos para conseguir los objetivos y metas que nos proponemos, es simplificar las cosas buscando alternativas ágiles y motivadoras.
En mis formaciones con empresas y emprendedores utilizo la metáfora de una piragua sobre aguas tranquilas remando todas las personas a la vez bajo la dirección de una persona que dirige para expresar el liderazgo en las empresas en el siglo XX, y una barca bajando por aguas rápidas y turbulentas (tipo rafting) en la que todos los integrantes trabajan en equipo consiguiendo mantenerla a flote, como metáfora para expresar cómo son las empresas en el siglo XXI.
Con estas dos metáforas pretendo explicar que en el siglo XX en las empresas había una persona que dirigía y los demás acataban órdenes, la comunicación era escasa y no había aportación de ideas, pero sí tranquilidad porque ya se sabía lo que funcionaba. Los cambios externos no eran frecuentes porque la competencia era previsible, los mercados eran estables, los clientes estaban cautivos de determinadas empresas, no había innovación (las tareas eran repetitivas) y los profesionales actuaban como “autómatas”.
Por el contrario, en el siglo XXI hay mucha incertidumbre, mucha rapidez y muchos cambios a los que estar atentos, porque si descuidas la posición de la barca en el agua, metafóricamente hablando, ésta se hunde. Si cada uno de los integrantes del equipo que está en la barca/empresa no permanece atento a la responsabilidad que le corresponde dentro de la organización para llegar a los objetivos establecidos, la empresa se hunde. Y esto es así porque la competencia es imprevisible, los mercados son inestables y cambiantes, los clientes son libres para elegir, se necesita innovación y creatividad y se requiere todo el potencial de los empleados porque son creadores.
La única manera de que la empresa salga victoriosa en estos momentos de transformación en el interior de las organizaciones y en el exterior es a través de un liderazgo que desarrolle el talento y las capacidades de todos los empleados de la empresa y fortalezca las capacidades de sus trabajadores para que sean responsables y líderes de sus cometidos.
No estamos en una era de cambios sino en un cambio de era
¿Cómo evolucionan las empresas? Aceptando que necesitamos cambiar la cultura empresarial y el modelo de liderazgo.
Diferencias entre jefe y líder
La evolución debe comenzar por las personas y por la cultura de la empresa. A los profesionales de la empresa se les debe dar ejemplo de nuestro cambio de conducta como líderes, dándoles la oportunidad de cambiar y, a la vez, poco a poco ir aportando cambios en la estructura y cultura de la empresa.
Esto no quiere decir que en una empresa no deba haber jerarquía, la jerarquía es necesaria. Hablamos de un cambio de cultura empresarial tradicional por la de un liderazgo efectivo para conseguir optimizar el rendimiento y los resultados practicando la excelencia. En la actualidad, hay numerosas empresas que están evolucionando de una organización jerárquica tradicional a una organización más plana que permite tener una mayor simplicidad y accesibilidad a los responsables, coordinadores o líderes de los departamentos o de la empresa.
jefe -líder
Da órdenes – Inspira y motiva
Es distante – Es cercano
Inspira miedo – Genera confianza
No se preocupa por las necesidades – Se preocupa por las necesidades de su equipo
No da reconocimiento – Reconoce lo que se hace bien
No escucha – Sí escucha
Impone – Pregunta
Manda – Delega
Se centra en la operativa – Establece estrategia
Un líder debe tener pasión por el aprendizaje continuo para mejorarse él mismo y así poder acompañar en la mejora a todas las personas de su entorno tanto en el ámbito personal como profesional.
No importa el número de trabajadores que tengas a tu cargo, lo importante es tu forma de liderar. En mi caso, mi liderazgo no es con trabajadores propios de la empresa, es con colaboradores externos a los que considero como trabajadores de mi empresa ya que, cuando están trabajando para uno de mis proyectos, son parte fundamental del proceso.
Con frecuencia oímos expresiones como: “debemos capacitar al personal”, “nuestros empleados son nuestro recurso más valioso”, “hay que delegar las responsabilidades a los trabajadores”. Sin embargo, muchas veces, estas frases se quedan en palabras huecas porque no se llevan a cabo.
Estilos de liderazgo
Basado en los parámetros: conocimiento, actitud, motivación y resultados existen tres estilos de liderazgo: Liderazgo transaccional, Liderazgo transformacional y el Liderazgo desde el coaching.
Las compañías en las que se ejerce el liderazgo transaccional funcionan a través de órdenes del líder que los empleados aceptan con actitud de subordinado. En este tipo de organizaciones no se aportan ideas ni se les piden y los resultados obtenidos son los exigidos.
Con este liderazgo se desarrolla un talento que sigue las normas y que busca cumplir con lo establecido. Desde este liderazgo no se potencia a las personas para ir más allá. Existe poca relación de confianza y vínculo emocional entre el líder y sus colaboradores.
El liderazgo transformacional se centra en transformar a las personas, en lograr que sean mejores profesionales y cada vez más capaces de lograr resultados. En este tipo de liderazgo es fundamental el desarrollo y la capacitación de las personas, así como su valoración y reconocimiento.
En las empresas donde se desarrolla el liderazgo transformador el líder no da órdenes, sino que se marcan objetivos para conseguirlos y, para ello, se les facilita herramientas y formación. Con este tipo de liderazgo se afianza el talento en la empresa consiguiendo los objetivos propuestos o pactados.
El liderazgo desde el coaching se basa en que los empleados se sientan miembros del equipo y tengan una actitud cooperativa entre todos. Con este liderazgo no existen órdenes, ni se establecen objetivos concretos, sino que se piden objetivos por valores, objetivos más enriquecidos o proyectos que dan sentido a la vida profesional y personal del empleado.
¿Conoces cuál es el tipo de liderazgo que quieres implantar en tu vida o en tu empresa? Si necesitas asesoramiento, consulta nuestros servicios o contáctame sin ningún compromiso.