Hoy quiero compartir una técnica muy empleada en el trabajo con equipos. y que yo denomino ´el poder de las preguntas´. Reunir a los profesionales para plantear preguntas es una potente herramienta para inducir a reflexiones, consolidar objetivos y responsabilidades y también para solucionar problemas que les obstaculizan en la consecución de alguna acción. Es, en definitiva, todo un arte.
Sócrates usaba preguntas para encaminar al alumnado en la dirección adecuada con las respuestas de ellos. En el ámbito empresarial, el jefe o el compañero recaba información para profundizar en las ideas y en los sentimientos de los colaboradores. En realidad, se busca conocer mejor a nuestro equipo para saber qué quieren o qué les motiva y les ayuda a definir sus responsabilidades y funciones dentro de su puesto de trabajo o del proyecto que están realizando.
Preguntas poderosas
Preguntar a los equipos o a los compañeros de trabajo, en lugar de dar consejos, es la mejora manera para que descubran por sí mismos la respuesta o la solución, en lugar de dárselas directamente. Puedes indagar sobre este asunto en el post: gestionar desde el desapego.
Las preguntas poderosas son más que buenas preguntas ya que dan espacio para pensar y estimular nuevas respuestas y nuevas posibilidades, ayudando a la otra persona a encontrar, por sus propios medios, la solución para resolver una situación, en lugar de que alguien le diga cómo lo debe hacer.
Son las preguntas que impiden toda evasión y confusión. Con este tipo de preguntas ayudas al colaborador a clarificar, a actuar y descubrir una dimensión totalmente nueva. Preguntas abiertas que crean mayores posibilidades de acceder a un aprendizaje y ver una posibilidad nueva.
Las preguntas poderosas invitan a la introspección, son breves, claras y abiertas. Empiezan por “qué”, “cómo”, “quién”, “cuándo” o “cuál”. Las respuestas a estas preguntas no pueden llevar un “sí” o “no” por respuesta porque llegan al colaborador a una mayor creatividad y perspicacia en sus respuestas.
El arte de preguntar a los equipos
Preguntar es una habilidad que debe desarrollar cualquier persona que dirige personas.
Realizar preguntas inadecuadas e inapropiadas son ineficaces en el desarrollo de las personas.
Mejor preguntas abiertas que cerradas. Las preguntas deben ser abiertas y amplias para buscar que la otra persona explore e identifique situaciones según se van concretando los puntos de mejora. Se acota más la pregunta para centrar la respuesta y el foco.
Las preguntas abiertas obligan a pensar por uno mismo. Normalmente comienzan con ¿Cómo? ¿Qué? ¿Para qué? ¿De qué manera? ¿En qué medida? ¿Cuándo? Son preguntas que se van a contestar con bastante información y hacen que la otra persona reflexione, que se plantee cosas diferentes.
Tiempo para pensar y guardar silencio
Cuando lanzamos una pregunta no estaremos escuchando realmente si no esperamos un tiempo prudencial después de que nuestro colaborador haya hablado.
Después de lanzar una pregunta, guardar silencio ayudará a la otra persona a centrarse, escucharse, sentir o reflexionar. Es muy importante sostener el espacio sin hablar mientras el colaborador busca la respuesta, la solución o la decisión.
En numerosas ocasiones el mejor acompañamiento que podemos prestar a alguien es quedar en silencio, sobre todo después de realizar una pregunta. Estos momentos ayudan a reflexionar y “comprometen” al colaborador a dar una respuesta.
Preguntar es una extensión de nuestra escucha. Las preguntas surgen en respuesta a lo que el colaborador nos cuenta.
En la gestión de personas la herramienta de preguntas poderosas es muy potente a la vez que sencilla para ayudar a los colaboradores a que encuentren sus propias respuestas, tomen sus propias decisiones y adquieran responsabilidades.
Espero que este post ´El arte de preguntar a los equipos´ os haya resultado de interés. Cualquier duda o pregunta que os surja podéis escribirme a mariangil@mariangil.com.