Una de las características que me encuentro en la mayoría de las empresas en las que trabajo es que no se practica la escucha.
Escuchar vs oír
Escuchar es la capacidad de entender e interpretar la totalidad del mensaje que estamos recibiendo a través del comunicado verbal, el tono de voz y el lenguaje corporal.
Oír es percibir las vibraciones sonoras de lo que se nos está diciendo en mayor o menor medida.
En el día a día no es habitual sentir que una persona te escucha de verdad. La escucha es la habilidad para centrarnos en lo que la otra persona dice y, también, lo que no dice con sus silencios. Los silencios en la escucha son muy reveladores.
Apertura y escucha
Una disposición básica en la comunicación en las empresas es la escucha. Apertura y escucha activa son requisitos imprescindibles en los que hay que poner énfasis en practicar.
Nuestra cultura occidental no presta suficiente atención a la capacidad de escuchar, estamos más predispuestos a hablar.
Cuando escuchamos en las empresas afecta a:
- El aumento de motivación y confianza del equipo al sentir que se les presta atención.
- Mejora de la capacidad del líder en el desempeño de su trabajo ya que comprenderá a la otra persona y elegirá una actuación adecuada.
Escuchar es una parte esencial para tener una buena comunicación.
Uno de los servicios que trabajo en las empresas es realizar una observación de dónde se encuentra la empresa en el presente para identificar los puntos de mejora.
Esta observación se realiza manteniendo entrevistas con los empleados para detectar el entorno, las relaciones y el comportamiento de la plantilla entre otras variables. En numerosas ocasiones he recibido comentarios por parte de los directivos del tipo “como lo haces para que se hayan abierto tanto contigo”. En realidad, mi truco está en escuchar, por eso, los trabajadores me comentan “me he sentido muy bien porque me has escuchado”.
Pautas en la escucha activa
- Mirar a los ojos cuando hablas y cuando te hablan.
- Ser sinceros con nuestro interlocutor si no vamos a estar plenamente atentos a lo que nos cuenta y agendar otro momento más adecuado.
- Ampliar la información con preguntas para asegurarnos recibir el mensaje de manera correcta.
- No interrumpir la conversación.
- No tener prisa por hablar.
- Resumir toda la información recibida por si no la hemos entendido como nos lo han querido transmitir.
- No juzgar lo que nos están diciendo.
Situaciones en las que no se desarrolla la escucha activa
- Llevar la contraria, aconsejar o dar soluciones.
- Desviar la conversación o cambiar de tema.
- Estar atento a lo que vas a decir antes que termine de hablar la otra persona.
- Escuchar en un ambiente con ruidos e interferencias.
- Considerar que ya sabes lo que va a decir la otra persona.
- Tener pensamientos diferentes sobre la cuestión que se está hablando.
- Buscar la respuesta, hablar en exceso o sermonear.
¿Cómo se escucha en tu empresa?
¿Qué se está haciendo bien?
¿Qué se va hacer para mejorar?
¿Cómo lo vas hacer?
¿Qué acciones vas a llevar a cabo?
Si necesitas mejorar la comunicación en tu empresa puedes solicitar una formación en la que se trabajan habilidades como la escucha activa, la empatía y la asertividad.
Consúltanos en mariangil@mariangil.com o en el teléfono 620 53 67 91.